Mga Kwento ng Pag-asa

Si Leah, pamilyar sa receptor de trasplante de órgano

Ang odisea de la familia de Leah hasta lograr la donación y el trasplante

Leah tenía 12 años cuando recibió la noticia devastadora de que, sin un trasplante bipulmonar, su padre tendría solo dos años de vida. Afortunadamente, un donante de órganos salvó su vida y de esa manera le dio a la muchacha lo que más anhelaba: tiempo con su papá.

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), afección pulmonar caracterizada por la obstrucción crónica del flujo de aire del pulmón que interfiere con la respiración normal, na ang enfermedad recurrente en la familia de Leah y se ha cobrado la vida de su tía . Su padre, Don, había sido diagnosticado con EPOC cuando tenía 32 años, pero logró llevar una vida relativamente normal durante casi dos décadas antes de que la situación empeorara. Leah nunca se olvidará del día en que sus padres les contaron a ella ya sus dos hermanos mayores que la salud de Don empeoraba con rapidez y que el trasplante bipulmonar era la única esperanza para que viva.

“Era muy pequeña en ese momento y lo único que me acuerdo era que lloraba y rezaba para que él pudiera ser trasplantado pronto”, recuerda Leah.

Dos meses después de que Don estuviese en la lista nacional de espera de trasplantes, las plegarias de Leah fueron escuchadas. Don recibió el regalo de la vida gracias a pulmones nuevos de un donante y el impacto del trasplante fue más allá de que Don recuperara la salud. Gracias a ese donante, Leah y su familia recibieron el regalo del tiempo. El tiempo para compartir las situaciones cotidianas con su papá, como así también los acontecimientos importantes, incluso ver a sus tres hijos graduarse.

Leah, que ahora tiene 18 años, siente que su vida ha cambiado para mejor y para siempre gracias a la odisea de la familia hasta lograr la donación y el trasplante para su papá. Se ha convertido en una defensora de la causa y siempre que puede promueve activamente el inscribirse como donante de órganos, córneas y tejidos. Leah también ha descubierto su vocación gracias a la experiencia: se decidió por una carrera para ayudar a quienes necesitan una segunda oportunidad en la vida como enfermera especializada en trasplantes.

“El regalo de nuestro donante lo es todo para mi papá, para mi familia y para mí”, manifestó Leah. “La donación de órganos es uno de los actos más hermosos y siempre estaré agradecida”.